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Aria sin voz

Aria sin voz

Mujer sobre pasto femfutura kayla maurais

Nadie miró mi cuerpo abandonado entre las sombras

Nadie

También tú me pasaste encima y no dijiste nada

Me quedé allí: tendida sobre la hojarasca y el tiempo se detuvo

Hasta vi larvas madres parir a sus hijas

y alimentarlas de mí

y llorar por ellas.

La vergüenza de mi cuerpo abierto

al mundo como vestíbulo blanco.

Tropezaron conmigo

incluso patearon mis piernas

y mis ropas

pero nadie se atrevió a mirar mis ojos

a escuchar mi auxilio afónico

No querían oír porque yo era la bruja

la puta de las malas decisiones

la que andaba con el líder de la plaza

la que traficaba drogas fuera del colegio

Mi madre derramó una lágrima por cada puñalada

por cada hematoma

por cada pequeñito hueso de mi osamenta astillada

Pero tampoco habló

no reivindicó mi nombre.

Escuchó los aullidos de los lobos rondándola en manada

y se embriagó con ellos.

Madre: la bestia me encontró en el bosque

Yo estaba escondida donde tú dijiste que me resguardara

Pero todos los consejos que lega el miedo a las mujeres

que entrega con amor una generación a otra no bastaron.

Nunca bastan, Madre, yo no invoqué a la bestia,

¡no les creas!

Solo estaba jugando,

como todos,

a descubrir en cada rama del árbol,

que es la vida, las posibilidades.

Madre, nunca quise ser el ciervo

Incluso luché,

grité con las pocas aves que emanaron de mi boca,

pero ya era tarde

Hurgó hasta el rincón más recóndito de mi

con su repulsiva saña, hasta dejarme sin aria

Para entonces ya era sólo arcilla negra

y miraba las larvas transformarse en rosas blancas.

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