En estos momentos de crisis, las mujeres están siendo triplemente afectadas por la pandemia del covid-19 (coronavirus). A pesar de que los índices de mortalidad son más bajos en mujeres, ellas son las que enfrentan crisis económicas, incremento de violencia doméstica por la cuarentena y mayor carga de trabajo porque se les responsabiliza de los cuidados de todos los miembros de la familia, especialmente niños y adultos mayores.
Preguntamos a nuestras colaboradoras en México y en distintas partes del mundo sobre cómo se está viviendo esta pandemia. Los datos de contagios y muertes se tomaron el día 28 de marzo, a las 13:00 h, tiempo del centro de México.
Ilustraciones: Daniela Gaitán, #collageencuarentena
Alemania
Casos confirmados: 56,202 // Recuperados: 6,658 // Muertes: 403
Berlín, por Patricia Machmutoff
Tengo el privilegio de “solo” tener que trabajar desde casa y evitar el contacto humano. Esto último nunca ha sido difícil para mí. Pero hay mucha gente que ahora tiene que supervisar a sus hijos o trabajar doble turno. Las fronteras nacionales están cerradas, ya no se permite la entrada a nadie.
Todo está cerrado excepto los supermercados y las farmacias. Me entristece ver a las personas que están sentadas juntas y no guardan distancia por pura ignorancia. Espero un cierre completo todos los días si la gente no recupera el sentido común.
De martes a miércoles (17 a 18 de marzo) tuvimos 3,000 nuevas infecciones. La situación me asusta porque nunca hemos experimentado nada como esto antes y porque no puedo estar con mis seres queridos sino sentada sola en mi pequeño apartamento de estudiante.
Ahora debería ser el momento de la solidaridad y la cohesión, pero siento que estamos cada vez más aislados y luchando entre nosotrxs. La Cancillera ha dicho que esta es la crisis más grave para nuestro país desde la Segunda Guerra Mundial. Espero que no se rompa por ello.
Frankfurt, por Hellen Baca
Cronología
- 27 de enero se confirmó el primer caso de COVID-19 en Alemania.
- 9 de marzo se anunciaron los dos primeros decesos por COVID-19.
- 18 de marzo se registraron 8.198 casos y 12 decesos a causa del virus. 1
- Las provincias más afectadas serían Baden-Wurtemberg, Berlín, Brandenburgo, Bremen, Hamburgo, pero en todo el país se reportan casos confirmados.
Medidas
Al momento, para evitar que los servicios de salud colapsen e intentar ralentizar la expansión del virus han implementado medidas preventivas:
- Cierre de guarderías, escuelas y colegios hasta 12 de abril
- Evitar y/o reducir el contacto social.
- Reducir el contacto personal en establecimientos que no son considerados esenciales.
- Permanecen abiertos supermercados, farmacias, bancos, correos, gasolineras, entre otros servicios.
- Los restaurantes, cafés y bares funcionan con horarios restringidos.
- Suspensión de eventos masivos como partidos de fútbol.
- Cierre de fronteras.
Con el pasar de los días las medidas podrán ser más restrictivas y se apela a la solidaridad y autodisciplina de los ciudadanos para quedarse en casa.
El pedido se realizó hoy (18 de marzo de 2020), porque luego de las medidas adoptadas no se han visto efectos significativos en la curva de contagios.
Un grupo de la población no dimensiona aún la escala de la situación y se reúnen con amigos, salen con los niños al parque o van a caminar para disfrutar del inicio de la primavera.
El Instituto Robert Koch (RKI), centro de epidemiología en Alemania, advierte que de no ejecutarse las medidas en dos o tres meses podrían haber 10 millones de contagiados en el país.
Consecuencias
Desde el anuncio del COVID-19 como pandemia y sumado a las medias anunciadas por el gobierno, las personas han acudido masivamente a proveerse de productos y alimentos hasta agotar el papel higiénico en las estanterías de los supermercados.
Otros productos que escasean son pasta, enlatados, jabones y desinfectantes. Las compras excesivas causan problemas de abastecimiento especialmente a las personas de pocos recursos; también se han reducido las donaciones de alimentos y esto ha perjudicado a los comedores sociales.
Otra consecuencia directa de estas medidas se ha trasladado a las mujeres que se encuentran teletrabajando, realizado las tareas del hogar y cuidando de los niños, intensificando así sus jornadas diarias. Otras deben buscan la manera de encargar los niños con niñeras, algo que en estos momentos no está resultando tan sencillo.
Las personas que por las condiciones laborales no pueden trabajar desde casa asisten con normalidad a sus lugares de trabajo, la mayoría se traslada en el transporte público, identificado como uno de los focos de contagio.
En primera línea se han visto afectados los adultos mayores al estar impedidos de salir por ser un grupo de alto riesgo. En Frankfurt, trabajadores sociales se organizan para brindarles comida caliente, medicinas y acompañamiento. Otras iniciativas ciudadanas aparecen en estos momentos de crisis, muchos vecinos solidarios se ofrecen a hacer compras para apoyar a las personas que por diferentes motivos no pueden hacerlo.
Chile
Casos confirmados: 1,909 // Recuperados: 61 // Muertes: 6
Santiago, por Elisandra Meléndez
Se veía inverosímil, ajeno, lejano, especialmente lejano. Una parte de mí pensaba que, en el eventual caso en que nos viésemos acechados por el infame coronavirus (covid-19), nuestras autoridades sabrían exactamente qué hacer puesto que ya había información y ejemplos de protocolos disponibles en, por lo menos, una decena de países. Pero me equivoqué. En Chile la gente es bastante curiosa y, dentro de las cosas qué más me cuesta entender, está esa peligrosa abstracción a la realidad de la élite que nos gobierna.
Acá el virus lo trajeron aquellos con los recursos para irse de viaje a Europa o Asia, y se propagó rápidamente en los colegios del barrio alto. Aquello no sorprendió a nadie acá, pero sí nos pilló absolutamente de golpe que no se tomaran las medidas necesarias, por lo que ahora estamos en esta angustiante situación: una calma terrible antes de la tormenta.
Especulación. Miedo. Incertidumbre. No parecemos lograr aplanar la curva y muchas fuentes parecen indicar que, de todos los ejemplos, estamos replicando el de Italia. Realmente impresiona que, incluso bajo estas circunstancias, lo primero que nos presentaron fue un robusto plan económico en lugar de uno sanitario: el modelo no se toca.
Lamentablemente, en este Chile desigual tampoco es que se pueda romantizar el aislamiento. No todos pueden permitirse el privilegio del teletrabajo, y es por eso que la nueva consigna es: si puedes quedarte en casa, hazlo. Llevamos meses luchando por dignidad para los más viejos, no podemos fallarles ahora. La conciencia social que hemos luchado por mantener despierta debe seguir alerta.
Así fue como, hace unos días, al ver que las máximas autoridades no hacían lo necesario, pronto la misma gente comenzó a autogestionarse: colegios empezaron a cancelar las clases, alcaldes comenzaron a tomar medidas, todos ignorando a nuestro presidente y sus ministros, y hasta eligiendo escuchar a expertas por sobre la autoridad.
Tal vez, solo tal vez, gracias a ello quizás hayamos ganado algo de tiempo. Ya lo veremos. Por ahora sólo nos queda repetir débilmente pero hasta el cansancio: no salir, hibernar, otra forma de luchar.

Estados Unidos
Casos confirmados: 115,547 // Recuperados: 921 // Muertes: 1,891
Dallas, por Rocío Rangel
Vivo en el área metropolitana de Dallas/Fort Worth. El primer caso confirmado en el área fue reportado el 9 de marzo (alguien que había viajado a California). Tres días después, el condado de Dallas fue declarado como zona de desastre ya que se confirmó el primer caso de infección comunitaria y se prohibió cualquier tipo de evento con más de 500 personas. Poco a poco diversos eventos fueron cancelados hasta llegar a que, por disposición oficial, cerraran los gimnasios, cines, bares y restaurantes; estos últimos solo pueden operar si ofrecen comida para llevar.
La noticia más reciente es que lugares que dan servicios de uñas, corte de pelo, masajes, etc. también permanecerán cerrados hasta nuevo aviso. Quienes pueden mover su trabajo de oficina a casa lo han estado haciendo y por lo que veo entre las personas que conozco, todas han permanecido en casa estos días y evitando salir. Yo, por otro lado, he tenido que estar yendo al trabajo sin ningún cambio porque es considerado trabajo esencial al ser de servicios de salud.
En sí, había estado muy tranquila, pero sí me preocupó un poco el tener que permanecer en casa porque esto agrava la ansiedad que ya había mantenido bajo control el último par de meses. En sí no me preocupa mucho el hecho de enfermarme ya que sé que, afortunadamente, no estoy dentro de un grupo vulnerable, pero sí me preocupa cómo eso podría afectar a otras personas a mi alrededor, sobre todo porque una compañera de trabajo hace poco fue diagnosticada con cáncer de mama y hace un mes empezó tratamiento de quimioterapia, lo cual compromete su sistema inmune.
Lo “bueno” de haber tenido unos meses con muy baja o cero ansiedad es que he aprendido a reconocer cómo reacciona mi cuerpo ante situaciones de estrés, ya que en ocasiones tengo una sensación de ahogo ocasionada por ansiedad. Esta última semana ha sido muy estresante para mí porque en redes sociales todo es sobre el tema y en el trabajo todavía más porque no paran de hablar de ello.
Aparte, el laboratorio junto al nuestro ha empezado a procesar pruebas del COVID-19 y entre que la gente que trabaja en esa área también está estresada, trabajando extra y que básicamente empezaron a construir un laboratorio aislado en dos días, todo ha sido un ambiente pesado con algo de incertidumbre y ruidos de construcción en el fondo.
Por mi parte, he procurado no leer noticias negativas (ya hace unos meses había dejado de seguir las noticias mundiales porque me llegó a causar mucho estrés) y al menos en mis redes sociales he procurado compartir cosas positivas de alguna manera y/o que ayuden a la gente a sobrellevar esta situación.
También he procurado darme tiempo para mí, descansar y relajarme lo más que se pueda. La verdad, si me hubieran dicho que iba a vivir una epidemia, no lo hubiera creído, pero al menos agradezco a la tecnología por poder conversar con mis amistades de forma grupal, mientras cada uno está en su propio aislamiento en casa y qué mejor que podamos incluso jugar videojuegos “juntos”, manteniendo el debido distanciamiento social.
India
Casos confirmados: 933 // Recuperados: 84 // Muertes: 20
Delhi, por Cici Melis
Como en todo el mundo, en India hay noticias, rumores y memes del coronavirus, Covid-19 desde el diciembre pasado, sin embargo, fue apenas hace unos días que el gobierno y la gente empezaron a tomar medidas al respecto.
Yo llevo 11 días sin salir de casa más que para ir al súper o a la farmacia. Hasta el momento, cuando he salido no se siente el ambiente de pandemia que en teoría estamos viviendo. Veo que la gente está muy campante y sigue su vida como si nada pasara: salen al súper o al metro sin cubrebocas, comparten comida, y escupen (son fans de hacerlo todo el día…).
Hacen planes de fin de semana, organizan encuentros religiosos multitudinarios para tomar “orina de vaca sagrada” para protegerse del virus, y largos etcéteras.
No sé si no les cae el veinte de la gravedad del asunto y la rapidez de contagio de este virus, pero realmente espero que no se descontrole y comiencen a crecer exponencialmente los contagios porque dudo muchísimo que el sistema de salud indio pueda atender a miles y millones de enfermos en sus hospitales.
Yo estoy bien, practico danza y yoga (menos tiempo de lo que idealmente debería), cocino, leo, veo series y aún no me he desesperado de la cuarentena; y más que el miedo a contagiarme, me estresa y me preocupa estar tan lejos de mi familia en Italia y en México.
Solo espero que en un par de meses pueda encontrar algún vuelo para regresar a México (no tengo idea qué escalas estarán disponibles porque probablemente muchos países sigan sin recibir vuelos), y mi cuarentena de dos semanas se convierta en una de estar en India por tiempo indefinido.
Inglaterra
Casos confirmados: 17,089 // Muertes: 1,019
Londres, por Diana Miranda
No les podría decir cómo se ven las calles porque esta semana mis clases se volvieron en línea. Hoy el gobierno pidió a enfermeras y médicos retirados que consideren regresar al National Health System para apoyar.
Muchas estaciones de metro están cerradas. También teatros, museos y escuelas. Tampoco puedo decirles cuándo cerraron porque todo ha cambiado tan rápido que ya lo recuerdo todo mezclado. Además creo que en realidad no hubo un ANTES y un DESPUÉS tan delineado. La gente empezó a encerrarse sola antes de que el gobierno diera la indicación.
Hoy se pide que nos quedemos en casa a menos que sea indispensable o que seamos key workers. Lo más duro para mí ha sido la reacción de las personas y no sugestionarme al pánico colectivo.

México
Casos confirmados: 717 // Recuperados: 4 // Muertes: 12
Chiapas, por Adriana T.
Todo parecía una broma al principio. Sonaba surreal… ¿tanto pancho por un virus? Cuando acá hay hambre, hay neoliberalismo, hay patriarcado, hay crisis, hay despojo, hay impunidad y criminalización de luchadores sociales y ambientales, hay deudas, hay mucho que hacer con las artes, con los espacios públicos, organizándonos, incluso desde los afectos, tocándonos…
El 7 de marzo fue mi cumpleaños, el 8 de marzo la marcha más emotiva a la que he asistido en el bello San Cristóbal de las Casas…. Las palomas volaban en manadas emocionadas por la bulla, sonaba la batucada, las diablas rojas recorrían las calles. Cantamos, lloramos, gritamos y nos abrazamos.
Por fin los proyectos se estaban acomodando con la energía de primavera, teníamos una fiesta planeada para el sábado y no parecía que algo la detendría. Y de repente llegaron las noticias…. Resulta que no cuidamos nuestras fronteras, que tampoco se cuidaron nuestros compatriotas viajeros y no se cuidó la juventud europea y pues “ya ni modo”, ahí nos viene a cargar el payaso…
Los andadores turísticos se empezaron a vaciar, pero no faltan los gringos y europeos perdidos que siguen pensando que están escapando de la crisis, en vez de darse cuenta que potencialmente la están trayendo acá. Se sientan en el Starbucks con sus chanclas y shorts.
Mientras las personas de las comunidades hacen filas eternas en el banco para cobrar sus múltiples apoyos, que por alguna razón, nunca pueden simplemente sacar de un cajero, porque el racismo estructural no podría faltar en una institución como el banco.
Una señora chamula con su hija que vende pulseras y blusas se me acerca, rogando que le compre. Vengo del mercado de surtirme, donde las cosas ya están subiendo de precio y había estado pensando en que no tengo tanto dinero y debo cuidarlo, sin embargo no pude dejar de comprar víveres para donar a las señoras que se van a quedar sin ingresos y ahora tampoco puedo darle la espalda a esta señora.
Cuando le digo que le compro una diadema, me ofrece dos por $50, o 5 por $100, casi podía oler su desesperación. Le di $50 por una y me alejé consternada. Los negocios y restaurantes están casi vacíos, todo menos los bancos y los súpers, hay incertidumbre y compras de pánico pero nadie tiene claro quiénes realmente van a parar.
En la carnicería dijeron que no pararían, en las tienditas tampoco, los puestos se siguen levantando diario, hasta los más pequeños, como las señoras que venden tortillas y pozol. Pero se ve la incertidumbre en sus caras y la desesperación de que las ventas están bajas. No sabemos qué pasará con los empleados de los negocios turísticos ni con esos negocios si no hay turismo esta Semana Santa.
Hay mucha división entre quienes se burlan del virus y entre quienes se resguardan y critican, a veces sin conciencia, a quienes no pueden parar. Hay de todo. Yo trabajo desde casa y siento ansiedad desde mi posición de privilegio, alterno entre el alivio y la culpa, tengo ganas de guardarme y no saber nada de nada, cuidarme, dedicarme solo a mí como nunca he hecho, pero no me lo permito.
El sentido de comunidad palpita en mi pecho, empiezo a llevar despensas, canalizar ayuda, ver en qué o a quiénes puedo ayudar. Me tambaleo intentando lograr el equilibrio entre evitar la propagación del virus y evitar la propagación del terror y del pánico. Es una crisis de salud mental tanto como es una crisis de salud viral. Y acá en Chiapas, lo que más se palpa y lo que más se anuncia es una crisis económica.
Aún nos negamos a imaginar que haya un contagio masivo porque ni siquiera hay medicamentos básicos en los hospitales. O te mata el hambre o te mata el virus. Eso es lo que se siente en la atmósfera.
Ciudad de México, por Mariana
Respondo la pregunta ¿qué hacemos las mujeres durante esta cuarentena? Reflexiono, sueño en cómo hacer un mundo mejor. Observo lo peor que tenemos en nuestro mundo (social) y planeo estrategias personales, locales y globales para cambiarlo.
¿Qué puedo hacer para ayudar a las comunidades que me rodean? Amo y cuido a mi familia, incluyendo la familia elegida. Atestiguo lo malo que acontece en el mundo, hermanas chilenas, hermanxs europexs (¿qué pasa con África, el medio oriente y el resto de Asia? ¿qué opinan las comunidades zapatistas?).
Pienso en cómo funciona el sistema neoliberal, en cómo nos ha privado y nos priva del conocimiento sobre nuestrxs cuerpxs, sobre nuestra salud, por eso canto, bailo, cocino, platico, leo, veo, escribo, riego, limpio, escucho, toco, suspiro, observo, medito y continúo soñando.
Estado de México, por Diosa Espiral
Trabajo en un mercado. Mucha gente vive al día. He observado a las mujeres que me rodean, no han tirado la toalla. Conozco a tres que son empleadas de un negocio de comida y son madres solteras. Otras son abuelas y sostén primordial de la familia. Otras son apoyadas por sus parejas y pueden bajar la cortina de su local hasta que pase la contingencia, pero estas últimas son contadas.
Hay una señora, le calculo 50 años, puede que tenga menos. De piel color barro, con surcos en su cara. Cargando a cuestas toda su mercancía, recorriendo con descansos de vez en vez todo el mercado y sus alrededores. Vive en un pueblo a más de 3 horas de camino. Vive de la venta de sus artesanías: flores, tortilleros, floreros y otras cosas tejidas con palma; de vez en cuando chicles o mazapanes para juntar un poco más. No todas somos privilegiadas, quedarse en casa en México es un privilegio de minorías que se romantiza tanto que puede invisibilizar la dura realidad de las mayorías.
Morelos, por Angélica Pacheco
En los pueblos, la muerte es compañera y consejera. Se lidia con ella cada día al prescindir de un servicio de salud digno y responsable. Afortunadamente, los recursos ancestrales siguen vigentes y lo que enseñaron las y los viejos yerberos, hueseros y curanderos lo ponemos en práctica porque sabemos que existen enfermedades de clases sociales.
Enfermedades que en el capitalismo se curan si se tiene dinero. Por eso en el Oriente de Morelos formamos brigadas de salud con conocimientos ancestrales nuestros, pero también de otros lugares como la medicina china. Nuestra vida sigue girando al mismo ritmo.
Con recesión económica pero con maíz, cacahuate y frijol guardado de la cosecha pasada, así como de recursos silvestres que nos provee nuestro territorio, el cual no dejaremos de defender contra la depredación extranjera que quiere acabar con la vida campesina.
Puebla, por Marianna
Empecé a seguir las noticias del virus casi desde inicio de año, ya que me llamaron la atención las publicaciones de las extrañas neumonías virales que estaban causando muertes en la provincia de Wuhan, China. Estuve siguiendo esa historia, viendo con asombro y preocupación cómo los números de contagiados en los mapas se iban expandiendo, a pesar de todo quedaba el optimismo de que la mortalidad del virus era bastante pequeño y habría que centrarse en cuidar a los adultos mayores para evitar decesos.
Sin embargo, todo cambió el día en que las autoridades italianas comenzaron a informar sobre la enorme cantidad de contagiados y fallecidos. Por no haberse tomado las medidas a tiempo, los hospitales colapsaban sin insumos, sin médicos, sin respiradores.
Ahí fue cuando comencé a tener miedo por la situación en México, donde la precariedad del sistema de salud, junto a la de la economía de la población, podrían tener un efecto terrible.
Como otras compañeras, también sufro de ansiedad, y mis pensamientos catastróficos han quedado libres. No me preocupa enfermarme, a pesar de tener asma, porque igual soy privilegiada y trabajo desde casa, llevo dos semanas sin salir. Me preocupa principalmente el colapso del sistema de salud en el país y la inevitable recesión económica que va a sacudirnos a todos y que abrirá aún más la brecha de desigualdad de México y de otras partes del mundo.
He tratado de calmarme y ser racional, sigo las noticias nacionales e internacionales todos los días, quiero pensar que efectivamente el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica de México tiene un plan bien pensado para detener el colapso del sistema de salud, lo que más preocupa a expertos. Por otro lado, las recientes muertes de personas menores de 20 años en Estados Unidos, también pone en evidencia que esto nos puede afectar a todos y no solo a nuestros adultos mayores.
Por otro lado, todos mis planes de este año ya los puse en “veremos”, dado que esto promete durar mucho más que tres meses. De momento agradezco que tengo techo, comida y trabajo (quién sabe por cuánto tiempo), por lo que me quedaré en casa todo el tiempo que sea necesario para evitar contagiar al mayor número de personas posible.
Suiza
Casos confirmados: 13,377 // Recuperados: 1,530 // Muertes: 242
Ginebra, por Ileana Muñoz
Vivo en la ciudad de Ginebra, en Suiza, desde hace tres años. Desde principios del año supimos a través de las noticias y las redes sociales que había una epidemia extendiéndose en China y poco a poco en países más cercanos.
Suiza es un país muy pequeño que se caracteriza por ser un lugar de tránsito y de trabajo para personas que viven en los países vecinos como Francia, Italia y Alemania. Conforme las cosas comenzaron a agravarse, era extraño no recibir ninguna indicación por parte del gobierno. Las actividades siguieron de forma normal.
Yo me dedico a la música. Soy cantante y hasta el jueves 12 de marzo seguíamos haciendo conciertos y llevando a cabo nuestras actividades de forma relativamente normal. De pronto el 13 de marzo como un balde de agua fría se anunció el cierre de escuelas y universidades así como controles cada vez más estrictos en las fronteras. Para el fin de semana ya no podía entrar al país nadie que no trabajara o residiera en Suiza.
En un par de días todo cambió. Todos los conciertos fueron anulados (dejando en evidencia el estado precario en el que vivimos los músicos y artistas), se cerraron restaurantes, bares, oficinas, cafés y se dio la indicación de permanecer en casa y solo salir para lo indispensable. Las instalaciones de mi escuela cerraron por tiempo indefinido y nadie tiene muy claro cuándo volverá todo a la normalidad.
Mientras tanto hacemos lo que se puede por medio de herramientas como Skype y Teams. Sabemos que los hospitales de Ginebra y de la frontera con Francia están saturados y los casos continúan multiplicándose día con día. Hasta el día de hoy conozco a cuatro compañeros que se contagiaron y dos profesores míos de la tercera edad que se recuperan lentamente.
Yo permanezco en mi casa, intento practicar mi instrumento en la medida de lo posible (ya que tampoco quiero molestar a los vecinos en esta situación tan complicada) y llevar una rutina diaria que me permita permanecer sana y positiva a pesar de lo incierto del panorama y el aislamiento físico con mis amigos.
En mi día a día me encuentro bien, ocupándome de mí misma y resolviendo pendientes que tenía desde hace tiempo. Las emociones se vuelven pesadas y tristes cuando mi pensamiento va hacia México y mi familia. Me informo de la situación allá pero no puedo evitar preocuparme por mis papás y la lejanía.
Si algo pasara yo no puedo viajar para estar con ellos y tampoco serviría de mucho. Pero intento estar presente y al pendiente lo más que puedo a través de llamadas o mensajes. Tal parece que estamos sólo al principio de esta pandemia y si algo bueno puedo destacar es que no importa cuándo termine, nada podrá volver a funcionar de la misma forma en que lo hacía hasta ahora. Ni a nivel personal ni a nivel mundial. Y aunque esto da miedo, también es un panorama lleno de oportunidades. Por lo menos así decido verlo hoy.
