Probablemente todo el mundo conoce ese instante en el que tararea o canta una canción popular de la radio. De repente una se detiene y se da cuenta de que las letras son problemáticas de una manera u otra y parece casi absurdo que las palabras (puedan) fluir hacia el mundo a todo pulmón.
No es ningún secreto: la mayor parte de la música popular es misógina y heteronormativa. A menudo se opone a que sea “solo música” y que simplemente refleje valores ya existentes en la sociedad.
Pero la música, como el arte, la literatura o el lenguaje, también puede reproducir normas y fortalecer o normalizar las estructuras de poder. Especialmente si se tiene en cuenta que incluso un público joven tiene acceso, sin filtros, a todo lo que la industria de la música produce. Aquí es precisamente donde comienza el sexismo: en los medios de comunicación que nosotros, incluidas las feministas, consumimos diariamente y sobre todo, cuando lo hacemos sin cuestionarnos.
Pero, ¿qué significa realmente el sexismo en la música? Comienza con la degradación y objetivación de la mujer y finalmente con descripciones explícitas de la violencia contra la mujer. Una forma ampliamente establecida es la designación de las mujeres como “perra”, “bitch” u otros términos despectivos.
El hecho de que la imagen de la mujer esté muy degradada se puede ilustrar con el ejemplo de diferentes géneros musicales.
Reggaeton
Un género ejemplar es el reggeaton, dominado por los hombres, cuyo texto a menudo gira en torno al crimen, la violencia y el sexo, se expresa sin digresiones.
Daddy Yankee – En la cama
“A ella le gusta que le den duro y se la coman
A ella le gusta que le den duro y se la coman
Y es que yo quiero la combi completa
¡Qué! chocha, culo y teta”
Maluma – Cuatro babys
“Estoy enamorado de cuatro babyes
Siempre me dan lo que quiero
Chingan cuando yo les digo
Ninguna me pone pero
Dos son casadas
Hay una soltera
La otra medio psycho y si no la llamo se desespera“
Otros ejemplos conocidos son “Despacito” (Luis Fonsi ft. Daddy Yankee) o “Gasolina” (Daddy Yankee).
Los orígenes del reggaetón se remontan a los sectores de la clase obrera y tuvo una oportunidad real de ser una voz para la justicia social, lo que hizo en algunos casos en relación con el racismo y la segregación. Desafortunadamente, gran parte del género promueve la injusticia y las relaciones desiguales entre mujeres y hombres, así como la representación de las mujeres como objetos sexuales, tanto verbalmente a través de textos como gráficamente en vídeos musicales.
Pop/R&B
Whistle – Flo Rida
“Girl I’m gonna show you how to do it
And we start real slow
You just put your lips together
And you come real close
Can you blow my whistle baby, whistle baby
Here we go”
Wiggle – Jason Derulo ft. Snoop Dog
“Shake what your mama gave you
Misbehave you
I just wanna strip you, dip you, flip you, bubble bath you
What they do
Taste my rain drop, ok boo
Now what you’re willing, what you wanting, what you may do
Completely sample rated, til my deeply penetrated
Then I take I out, and wipe it off
Eat it, ate it, love it, hate it
Overstated, underrated, everywhere I been king
You wiggle, wiggle for the D, O, double G, a King”
“Whistle” (Flo Rida; 458 millones de visitas) gira en torno al sexo oral realizado por una mujer y “Wiggle” (Jason Derulo ft. Snoop Dog; 820 millones de visitas) trata de lo que una mujer debe hacer con su trasero, porque el hombre así lo quiere.
Estas y otras canciones refuerzan la objetivación del cuerpo femenino y normalizan la idea de que las mujeres existen para el entretenimiento y la satisfacción de los hombres. Dados estos éxitos bien conocidos y el mensaje que envían, no es extraño que la desigualdad se esté extendiendo a la cama y la sexualidad.
Según el estudio Differences in Orgasm Frequency Among Gay, Lesbian, Bisexual, and Heterosexual Men and Women in a U.S. National Sample (David A. Frederick, Kate St. John, Justin R. Garcia), el 91% de los hombres entrevistados tuvieron relaciones sexuales en su último encuentro con alguien, mientras que solo el 65% de las mujeres heterosexuales las tuvieron.
¿Y cuántos chistes y memes conocemos sobre la búsqueda del clítoris y el punto G? Lo que fue dejado de lado por la educación sexual fallida no puede ser compensado por una falta de interés en la satisfacción de la pareja sexual. Aquí también entran en juego los roles de género.
Banda
El Komander – El tierno se fue
“Seré una bestia que sin respetar
Tomaré tu cintura y te daré por
Detrás de tu cuello, morderte hasta hacerte llorar
Que rasguñes mi espalda y me digas que ya
Que te duele hasta el alma y no puedas más
Mientras grabo un vídeo así, con mi celular.
Y esto es para ti chiquitita te va doler, pero ¡te va gustar!“
Rap
Dr. Dre and Snoop Dog – Bitches ain’t shit
“Bitches ain’t shit but hoes and tricks
Lick on these nuts and suck the dick“
La violencia verbal contra las mujeres es casi parte del repertorio estándar de muchos géneros musicales. Estos pueden ser insultos a la novia o a la madre de otro hombre, o pueden estar dirigidos a cualquier mujer.
¿Qué nos hace si estamos expuestos a tales mensajes las 24 horas del día? Se puede discutir sobre la relación causal, pero no puede ser una coincidencia que en México casi la mitad de las mujeres (46 de cada 100) mayores de 15 años dicen haber sufrido violencia psicológica, física, patrimonial, económica y sexual, según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
A menudo se argumenta que el desarrollo observado se debe a la ruptura con los tabúes y a la comunicación más abierta sobre el sexo que hemos estado observando en las ultimas décadas. Sin embargo, si este fuera el caso, también tendríamos que experimentar la objetivación y la sexualización de los hombres.
Pero no pasa así.
Entonces, ¿qué hacemos? Me encuentro en un dilema cuando escucho una canción que suena increíblemente bien, excepto por el texto, que como feminista no puedo y no quiero aceptar y que me incomoda. Aquí nos encontramos con una cuestión mucho más profunda, a saber, la cuestión del propósito y la responsabilidad de la música.
¿Qué tan política puede o debe ser la música? ¿Es una canción sólo entretenimiento y no importa qué ideales transmite? ¿O sirve también la música para expresarse, para mostrar, para provocar y para cuestionar las injusticias?
Otro argumento, que ya he escuchado en muchas discusiones, es que escuchar música sexista por sí sola no convierte al oyente en un sexista y que una canción por sí sola no puede crear nada que no esté también presente en la sociedad. Entonces, ¿se le permite a la industria de la música que se retire de cualquier responsabilidad? ¿O deberíamos, en el futuro, condenar no sólo al perpetrador de cualquier feminicidio, sino también a todos aquellos que han contribuido a su visión misógina del mundo?
No creo que mi amigo empiece a pegarme o a violarme después de oír “Kill you” de Eminem. Pero creo que es el conjunto de miles de canciones, películas, comentarios y experiencias cotidianas que transmiten una cierta visión del mundo.
Entonces, ¿cuál es la solución? Rechazo la censura en principio, ideológicamente e igualmente creo que no puede resolver el problema. Pero un comienzo sería cuestionar críticamente lo que oímos y si descubrimos que el texto no concuerda con nuestros conceptos morales y quizás dejamos a oírlo.
También puede ayudar a iniciar un discurso y hablar de él. “¿Sabes de qué trata la canción?” Muchos no lo hacen, como observó la profesora puertorriqueña Dorsía Smith en el contexto de un simposio de la Universidad de Puerto Rico sobre reggeaton y sus mensajes problemáticos. Preguntó a la gente de Toronto si sabían de qué iba la canción “Gasolina” (una de las más representativas y reproducidas de este género) de Daddy Yankee. Muchos contestaron que no sabían, pero les gustaba el ritmo. En esto Smith vio la influencia global de reggeaton y una razón para hablar de ello.
Sólo de esta manera podemos crear conciencia y comenzar a desnormalizar la música misógina. Con este texto no quiero prohibirle a nadie su música. Pero el objetivo debe ser una sociedad en la que la música misógina, racista o discriminatoria no llegue a las listas de éxitos y los productores se conviertan en ricos a través de millones de visitas en YouTube.
Es cierto que las imágenes sociales y los modelos de conducta están conectados en los medios de comunicación, pero eso no debería desmotivarnos para entrar en el círculo y empezar a ponerle fin.
¿Qué canciones con letra sexista conoces? ¿Como feminista te molesta escuchar canciones con letra sexista? Comparte tu opinión.