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¿Puede la estabilidad detener tu creatividad?

¿Puede la estabilidad detener tu creatividad?

Estabilidad y creatividad Lex Bena

Tengo como 8 meses que no escribo nada que yo considere relevante o importante, creo que la estabilidad en mi vida detuvo mi creatividad. Esta fue una etapa de mucha estabilidad tanto emocional, laboral y económica. No me sentía en la cima del mundo, pero tampoco me iba mal, incluso logré varias metas como ahorrar y al fin mudarme a un departamento propio, comprar mis muebles, construir mi espacio –Woolf estaría orgullosa- y me permití hacer planes para el futuro.

Me di permiso de pensar, no en un año en el futuro, sino hasta cinco. Pero como dice la canción Baby la vida es un ciclo, todas esas metas logradas y planes ahora se ven amenazados porque –tambores, por favor- ya no tengo trabajo. Tuve que irme de donde estaba porque el ambiente ya no era el mejor o ya no era tan cordial como antes. Después de trabajar un año como consultora externa y chingarle con trabajo arduo para que me recomendaran y al fin tener ese divino contrato, el ambiente cambió totalmente. En lugar de ocupar energía mental en mi trabajo, solo era cuidarse las espaldas y huir de los chismes de oficina

Al principio pensé que el mundo se iba abajo, que era un fracaso como ser humano y que era la peor persona del universo, pero solo son etapas y todo depende de cómo manejas tus emociones. Leí por ahí que la madurez se determina por cómo manejas el plan B, y bueno ahora la vida me aventaba este plan B como un gran gancho al hígado.

Más que una catarsis escribo esto porque no quiero que nadie se sienta como yo y si te pasó algo similar o piensas que tienes que moverte del trabajo de donde estás, mi consejo es: hazlo, con miedo, pero hazlo, pero no lo hagas sin pensar ni evaluar riesgos. Creo que todas las curvas en la vida, y no tener trabajo en una sociedad tan capitalista, en la que si no ganas cierta cantidad no eres nadie –no lo defiendo, de hecho, escribí esa línea con mucho desagrado-, las puedes evitar si estás lo más preparada posible.

Los puntos básicos son: a) desde antes haz un presupuesto y no te extralimites, b) compra en los mercados locales donde todo es más barato, c) haz una lista con gastos fijos como la renta y servicios, d) ten dinero de emergencia para que sepas que puedas estar uno o dos meses a salvo. Creo que ese punto es el que más me ha servido para no desesperarme tanto mientras encuentro algo mejor.

Por último, y no por eso menos importante, rodéate de tu gente, de tu manada. Aunque me estaba llevando la chingada hace dos semanas, tuve gente que me escuchó y me apoyó, que no se fue de mi lado y eso hizo una gran diferencia.

No sé por qué y no me pregunten, en serio, por favor no me pregunten, pero cuando las cosas no están yendo tan bien es cuando mejor fluyen las palabras, creo que porque al fin encontré algo qué decir. Entre toda esa estabilidad perdí la voz, incluso una parte de mi identidad, a veces el trabajo u otra actividades te hacen olvidarte de ti misma y en estos días de tranquilidad, silencio y de no tener algo urgente que hacer, volví a encontrar mi voz y a recordar los planes pendientes que todavía tengo. Mi lista quedó de la siguiente manera:

  • Volver a practicar kickboxing y conseguir ser cinta negra (me quedé a la mitad, soy verde).
  • Aprender a andar en bici (ya voy a cumplir 30 y nunca aprendí).
  • Leer más (terminé un libro de 600 páginas en una semana, me sentí orgullosa).
  • Continuar con mis clases de alemán.
  • Seguir escribiendo (aunque sea solo para mí, aunque nadie más lo lea).

Hay veces que una patada es el empujón que necesitas para darte cuenta de que la vida que llevabas antes no era la ideal o de que un trabajo no lo es todo. Fue una patada muy bien recibida y espero no volver a perder mi voz ni mi identidad nunca más.

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