Quiero que pase el tiempo, que se lleve mis sentimientos, mis sutilezas, y ¿por qué no? mi imbecilidad. Recuerdo que aquel día en que fui a verte, hice de mi jardín un caos, no me importó nada, solo lo que yo sentía en ese momento: rabia, frustración, tristeza, y más cosas que en este momento no logro recordar.
Pensé que para ti sería un día de reflexión, recordando los momentos que pasamos juntos, estando dispuesto a rescatar el pequeño amor que quedaba en cada uno de nuestros corazones. Sin embargo, me quedé cabizbaja, al saber que no tenías interés en seguir bajo mi locura, en recuperar aquello que complementaría tu vida y la mía.
Ese día me di cuenta que te domina el ego, tu orgullo doblegó lo más sublime que tenía, mi dignidad y el amor que yo sentía por ti, pero recordé que siempre di lo mejor de mí, eras lo primero que pasaba por mi mente, eras quien me preocupaba y por quien daría mi último respiro.
No comprendo en qué falle, si traté de darte todo, perp fue utópico creer que tú darías la vida por mí, y que aquella tarde me darías mi lugar por sobre todas las cosas. Sigo recordando y aún me duele el alma, no logro vaciarla, porque aún quedan escombros de tu esencia en mi corazón, y es este el que sufre, el que se martiriza, el que se desangra, el que se cae y se levanta.
Pero no me preocuparé, porque puedo recordar que yo soy todo, que puedo darme amor, libertad, seguridad y todo aquello que me identifica y me hace única en esta tierra, porque doy lo mejor de mí, sabiendo que puedo fracasar y volver a levantarme.
Ahora, viviré mi vida, preparando humana y profesionalmente, siendo mejor hija, madre, amiga, mujer y amante, eso lo he sabido y lo he sido siempre, solo que no lo sabía, porque mi vida estaba subyugada, y en esos momentos no pensaba en mí, qué ironía, ¿verdad?
Después de todo, me tengo a mi misma y a mis letras, que siempre me acompañan cada vez que las necesito. No recuerdo la fecha en la que te enfrenté, pero sí tu cara de preocupación y temblor, esa sí no la puedo olvidar. Creo que es más importante para mi corazón aquellos momentos que un día me hicieron felices y que recordaré como lecciones de vida, y los que ahora vivo que me hacen sentir viva de nuevo.
