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Stop a la gordofobia

Stop a la gordofobia

alto a la gordofobia

La gordofobia es un tipo de discriminación que está dentro del parámetro de la violencia estética y se define como el odio, rechazo y violencia hacia personas gordas, por el simple hecho de serlo.

Se encuentra por todas partes, en los cánones de belleza imperantes en la actual sociedad de consumo, en los discursos de los medios de comunicación, en los mensajes de las redes sociales, en los trabajos, en la calle, en las escuelas y en los centros de salud. Se trata de una discriminación estructural y sistemática.

Según estudios del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) del 2017, se informó que a nivel nacional el 20.2% de la población de 18 años o más, declaró haber sido discriminada. Los motivos principales fueron: la forma de vestir o el arreglo personal, el peso, estatura, la edad y las creencias religiosas.

La última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) junto con la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), determinó que tres de cada cuatro personas mayores de 20 años tienen un problema de sobrepeso u obesidad en México.

El documento revela que el 39.1% de los encuestados mayores de 20 años tiene sobrepeso y el 36.1% obesidad. Para ese año, 8.6 millones de personas reportaron recibir un diagnóstico de diabetes mellitus. Esta enfermedad representó una de las principales causas de muerte en 2018 con 101 mil 257 defunciones, más de la mitad son mujeres, según datos también del INEGI.

¿CUESTIÓN DE SALUD A PRIMERA VISTA?

La que se conoce como perspectiva pesocentrista, es un enfoque reduccionista que concibe al peso como un indicador suficiente para segregar entre personas “sanas” y “enfermas”, sin detenerse a considerar otros aspectos que hacen a la salud integral.

Es una mirada simplista y estigmatizante que considera a la gordura no solo un posible factor de riesgo (como también lo son el tabaquismo, el consumo de alcohol y de drogas, la hipertensión, etc.), sino como una enfermedad en sí misma.

La importancia de garantizar el acceso a la salud de aquellas personas con factores de riesgo, es importante, pero la existencia de índices de estandarización que permiten medir y clasificar a las personas según su peso y altura como con “sobrepeso” u “obesidad” como el índice de masa corporal (IMC) u otros estudios antropométricos, nos aparta de la atención de la salud en forma integral, y lejos de eliminar el estigma, produce una patologización y medicalización sobre los cuerpos.

“Yo no me avergüenzo de que tengo curvas y que estoy gorda, me gusta.”

Alicia Keys

Que aún existan profesionales de la salud que tengan fijamente la mirada sobre la gordura se vuelve preocupante y peligroso. Cuando este sesgo impide que las personas sean atendidas integralmente, se vulneran sus derechos en nombre de una preocupación médica, anteponiendo el descenso de peso a otras preocupaciones.

Al utilizar prioritariamente índices estandarizados (IMC) para clasificar a las personas en términos  de delgadez/gordura – normalidad/anormalidad, solo refuerzan y reproducen las prácticas y los discursos discriminatorios, violentos y gordofóbicos.

TAMBIÉN TIENE GÉNERO

Las y los adolescentes se ven ampliamente afectados por este fenómeno, no solo por su enorme capacidad de “incorporar” y “aprehender” todo lo que ven y escuchan, sino por ser los principales consumidores de los distintos medios de comunicación.

Se ven permanentemente bombardeados por información del discurso hegemónico, donde predomina un “cuerpo ideal”, y lo que no se adapta a ello es campo de burlas, discriminación y rechazo.

Se les llena de información de dietas mágicas, productos, suplementos, que utilizan influencers, etc. Sobre todo, las adolescentes se ven en riesgo y en la necesidad de modificar sus cuerpos con ciertas prácticas que pueden dañarlo; ya que el capitalismo patriarcal somete más a las mujeres a estilizar su cuerpo para ser aceptada por los hombres, a verse delgadas y bonitas.

No pretendemos decir que el fenómeno de la gordofobia no esté enfocado hacia los hombres, también se da, pero al menos unas cuantas tallas de más se les da de margen a ellos. En el hombre, sobre todo en el “hombre cis”, la gordofobia se manifiesta en ese rechazo a un cuerpo redondeado que puede resultar un poco femenino, porque haya pechos o caderas anchas.

ACCIONES ÚTILES PARA COMBATIR LA GORDOFOBIA

La gordofobia es como el racismo, el machismo o la homofobia, como cualquier otra forma de opresión y discriminación. Hay que luchar contra él, aplicar una política de tolerancia cero, como se hace con los chistes homófobos, racistas y sexistas.

Afortunadamente, hoy en día se ha comenzado a cuestionar y hablar más del tema, existen  distintos grupos de “activistas gordas” que impulsan la deconstrucción, promoviendo la visibilidad de cuerpos no hegemónicos, que rompen con roles típicos.

Estos movimientos activistas se ocupan de visibilizar la existencia de la diversidad de los cuerpos, existen tantos cuerpos como personas en este mundo, con el objetivo de erradicar la discriminación histórica y sistemática.

Magdalena Piñeyro Bruschi, cofundadora de la plataforma Stop Gordofobia menciona en una entrevista que:

“Más allá del estado de salud de un cuerpo, de su forma, de su peso, de sus capacidades o de su apariencia, todas las personas merecen respeto y vivir una vida libre de discriminación y violencia”.

Y propone diferentes acciones que deberíamos tener siempre presentes para facilitar la existencia de tantos y tantos damnificados por este negativo fenómeno:

1. Dejar de alimentar la cultura de la dieta.

2. No utilizar la palabra gordo como insulto.

3. Hablar de salud integral.

4. Concebir la alimentación en un sentido más amplio.

5. Señalar y condenar cualquier burla, chiste o forma de acoso asociados con la gordofobia.

6. Apostar por el deporte inclusivo.

7. Visibilizar la diversidad corporal.

8. Terminar con los comentarios sobre cuerpos ajenos.

9. Trabajar por la inclusión social y laboral de aquellos que tienen obesidad.

10. Escuchar y amar a las personas gordas.

Aquí te dejamos algunas referencias sobre el activismo gordofóbico para que leas y lo consultes. Recuerda que la información es la mejor herramienta para luchar contra la discriminación, siempre: el libro de Magda Piñeyro, Diez gritos contra la gordofobia”, es un referente; la página de FB, Instagram y de Twitter de Stop Gordofobia, Cuerpos Empoderados, Orgullo gordo, ¡Gorda! Zine. Gordxs con alma, Podcast Gordo, Editorial FEA, Tienes derecho a permanecer gorda de Silvia Tovar, El cuerpo no es una disculpa, de Sonya Renne Taylor, Hambre, de Roxane Gay; y La cerda punk, de Constanzx Alvarez Castillo.

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